Yo naci en un fabrica de la cual ya no queda nada, recuerdo haber visto muchos colores y formas diversas, pero yo estaba destinada a la sección de jóvenes.
Un día al despertarme me encontré en un habitación oscura donde había muchos como yo pero nadie se movía, solo se escuchaba gritos y bocinas. Hasta que todo quedó quieto y una luz apareció, una mano grande me levantó y me colocó un papelito con unos números, creo que a eso se le llamaba estar en venta. Pasaron dos días y yo seguía en ese lugar hasta que una señorita me cogió de la cintura, me tiro en una canasta donde me vi envuelta de latas, bebidas y demás.
Al llegar a su casa pasé la más fría noche de mi vida, me llenaron de un líquido helado y a una caja grande a la que le decían refrigerador me metieron. A la mañana siguiente el colegio de la muchacha conocería.
Ella me cogía de una manera suave pero sentía dolor cuando sus dientes en mi ponía. Algo que no entendía era por qué si tenía dueña muchas bocas en mi ponían. Un fatídico día me utilizaron para jugar, me lanzaban a todos lados y hasta me patearon, al tocar el timbre en un rincón he quedado. Y ahora sigo aquí con muchas más botellas que ya no hablan porque al final el silencio es lo que a uno embarga.
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